Octava luna llena de 2.010

Conocí a mi puto perro una noche de verano de 2.010, la octava luna llena para ser exacta.Yo disfrazada de leona dulce, él disfrazado de perro fiel. Tras un pequeño paseo nos sentamos en un banco de piedra natural, frente al mar. Mi Perro Golfo, bien equipado, le ofrece una copa fría a su diosa.




Nada igualaba la sensación que me produjeron las suaves caricias de la lengua de mi perro, la cálida brisa del mar acariciaba mi cara, mi pelo volteaba al azar según le marca el paso Eolo… Aceleraba mi pulso cuando mi piel semidesnuda notaba su lengua ardiente, acariciaba mi sexo, tras mis órdenes sus manos acariciaban mi cuerpo … se escuchaba el sonido del viento al pasar, retumbaba el choque del oleaje bajo mis pies, se oía el quejido de un grillo y en los ojos de mi perro Golfo se reflejaba la luna. El mudar de la luz, su piel, el olor a mar, a alga, el canto de una sirena... todo ello hace que mi cuerpo se estremezca y goce de placer.

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